sábado, 19 de diciembre de 2009

VELO DE NIEVE


Entonces al encontrar la receta, resuena; como un recuerdo nulo y ambiguo, casi borroso sobre un papel albanene en el que he tratado de copiar los detalles más sobrevaluados del énfasis de tus palabras que ¡bang bang! Se disparan; y atorméntame, apuñálame con tu sueño y deja que el castigo lo reciba este cuerpo sobrio… ¿Me miras?

La muerte es siempre mejor que una pasarela de moda hacia la locura que apunta con dirección a la empuñadura de tus caderas, de tus besos largos y deliciosos que se desvanecen como el humo que escapa de tus pulmones cansados y aliviados, que alguna vez respiraran y aspiraran mí aliento extinto y solemne; agujas que suturaron tus heridas hoy y siempre; nunca te atrevas a olvidar.

Y parece que cada uno ha caminado por aceras diferentes, uno frente al otro y que en las esquinas solemos uno cruzar de un lado a otro para visitarnos y acariciarnos con desdeño, con deseo y un dolor que al menos tu has preferido esconder bajo las capas de mentiras; siempre lo supe, siempre lo se; las chicas buenas siempre coquetean con el chico malo, pero siempre lo borran como si fuera tiza sobre el pavimento caliente que era tu vientre, que eran tus piernas, que eran tus ojos, que era tu cuerpo.

Alimenta a los niños con napalm, dales de comer la vergüenza de tu mirada, el desdeño de tus caricias, la frialdad tan familiar, tan presente desde tiempos aquellos hasta tiempos de ahora en los que tu perfume se esconde con el remordimiento de una bomba atómica, busca entre las paredes de carne, busca entre tus piernas, recuerda cuando mí mano recorría dichas planicies y sobresaltaba las partituras de tu vida que siempre he sabido componer como si fuese una obra maestra para ser tocada en un anfiteatro dirigida por un maldito que se llama yo, escuchada por un fantasma llamado tu.

Tienes que probar lo que robas mientras yo presento esta pequeña paz que tenemos en cada mes que se arrastró por el lodo y que con ellos trajo el llanto que en silencio saboreas con pinceladas de papel sobre tus médicos movimientos.

Ayuda hablar de mí virginidad,
ayúdame a encontrar el precio de la humillación.
De hecho, me debes una poca, supongo;
y siempre te lo digo,
siempre lo pregunto,
siempre lo imagino,
siempre lo estimo,
¿existo para complacerte?

Y se acabo, me estaré pudriendo mientras es Octubre hasta que llegue Mayo, Él es un ganador y un maldito pecador; y mientras cena yo me encuentro en el lado erróneo del día porque siempre he sido el diferente, el que desdibuja desde su piel hasta lo que escucha con dolor, gritos y honestidad; mientras Él y tu son un mundo en blanco al que todos están mirando.

Si no calmas el ardor de la culpa sabiendo que estamos bien, ¿estas segura de sanar?


X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X--X-X-X-X

As long as the music is loud enough we wont hear the world falling apart...

jueves, 27 de agosto de 2009

¿PUEDO LLAMARTE “CUNT”?


Tardío el respiro, temprano el suspiro... Una relación de causa-efecto que se basaba en la explosividad de tus momentos menstruales; y a todo esto ¿qué significó tu sombra sobre la mía?. A la fecha sigo preguntándome muchas cosas, tratando de descifrar cada enigma que te propusiste ser, y que a la fecha, tus estúpidas seguidoras siguen avalando con una risa ambigua y colmilluda de lo que la mujer del siglo XXI debe ser, y sobre todo, porque fui yo el que te engañó.

Deberías de aprender de los silencios, porque aunque parece que tu vida es perfecta no lo es, sigues arrastrándome a dónde vayas, con lánguido pesar y un dolor infinito; sabores amargos y miradas filosas que has sabido acumular dentro de tu útero para convertirlo en un odio patológico a mí figura; pero te pregunto, ¿crees que me importa?

No te preocupes niña diosa, nunca lo fuiste y no lo serías aunque volvieras a nacer o a morir, da igual, por mí vete al carajo; seas feliz o no, créeme, no me interesa. Y aunque contradictoriamente las formas en las que suspiro las letras sobre el placer, el círculo imperfecto se cerró ante tu atónita mirada con la que clamas un poco de perdón.
Meus vita est mei.


As long as the music is loud enough we wont hear the world falling apart...

domingo, 17 de mayo de 2009

EL LADO OSCURO DE LA LUNA


Hay un parpado en la luna que me observa y me desagarra con cada palabra, con cada toque, con cada aliento que suspira a mis espaldas sin que lo escuche y sin posibilidad de que lo capture entre mis manos para observarlo a hurtadillas y entender el porqué; ese porqué, que al momento, me tiene impávido ante la resemblanza de los astros cobijados bajo el mismo signo separados por cuatro escalones de distancia entre la sombra y la luz.

El terror es un signo de alerta que comparte mi espinado corazón con las preguntas que todos los días me hago, mirando esos dos astros posados sobre esas líneas suaves y tenues en las que sin saber la razón, encuentro tantas respuestas a preguntas que jamás me había cuestionado, pero que con novato conocimiento descubro su existencia perpetua en los abismos más oscuros de mi mente.

Maldigo al universo, a los Dioses antiguos y al destino imberbe que busca desamarrar de esta catástrofe lo más lánguido de la vida traducido a miradas largas, silencios plenos y aromas relajantes que se encuentran en los rincones de la puta vida que continua abalanzándose apresuradamente como una bala hacia la sien del destino… Y sigo esperando y sonriendo.

No se mucho, no imagino, solo siento a través de mis sentidos ciegos lo borroso que se ve el porvenir entre el humo de una escopeta recién usada; no pregunto, solo admito, desconozco y voy conociendo a la dueña de ese parpado en la luna que se escribe en mis páginas día a día, más y más.


X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_X_

As long as the music is loud enough we wont hear the world falling apart...

sábado, 2 de mayo de 2009

SUICIDIO DIVINO


¿Y de qué sirve si sigues guardando esqueletos en tu armario… O a la vista de todos?... Si te fijas bien, es una danza rancia que pretende buscar tus palabras y miradas de toda la vida, olvidadas; esas que me daban hueva y hasta el momento, me siguen dando hueva. No se a dónde pretendes llegar con esas actitudes, con esos intentos de ponerte en el papel de la víctima cuando tu, ¡oh femme fatale!, siempre te has sabido arrancar las faldas para el mejor postor; y no usas calzones; eso es solo un oscuro reflejo de lo que ahora eres y que nunca imaginaste ser, ¿por obligación o por motivación? Presencia pues este divino suicidio, una sinfonía sincopada que resume las palabras que se han olvidado… ¿Y sigues envenenando a los míos, a las mías, a todos? ¡que flojera!.

No se a donde pretendiste llegar o en que momento perdiste la dirección de tu pequeña venganza personal, esa que dibujaste sobre el cofre de mí auto con sangre y vómito y que sin quererlo, perdió el sentido e impulso que tu aliento escueto le imprimió. Una imagen parecida a una de esas canciones que escribe ese que te abandona cada noche; por días y semanas para llenarte de dudas y contagios de escalas bíblicas que prefieres convertir en poluciones nocturnas.

Me llamabas el hombre con la honestidad de la sangre de Cristo, un personaje propio de un libro de J.D. Salinger que al rogarle por sexo, te miraba como si sus ojos fuesen su miembro y su espíritu las embestidas que tratarían de lograr lo inalcanzable: La rendición en silencio de tu existencia, esa que he preferido enterrar. Para tu sorpresa, hoy bebo junto a una de las más bellas blasfemias, comparto una momento con el grito del silencio que despierta terror sospechoso y después de veinte años de luchar contra tus herejes y tus asesinos, observo como mí templo se desmorona, pero al fin y al cabo lo construiste con tus manos, no las mías, y aún tratas de erigir las ruinas que tu trajiste sin pensarlo o sentirlo, impulsiva, obtusa y obtusa… Vaya joyita.

Quedó un agujero en mí corazón, pero eso no me hace menos divino. Me crucificaste ese día y al final, con tristeza, me miraste marcharme con esos alter-egos que tanto envidiabas.

El miedo tiene miedo de mí, corazón.


X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X-X--X-X-X-X

As long as the music is loud enough we wont hear the world falling apart...