Tus paroxismos son como una caricatura japonesa, te miro a los ojos y me convulsiono solo de saber que tus líneas son tan gruesas como el ancho de tus tobillos; tan espesas como la peor cerveza. Esos párpados ya no los conozco y el silencio siempre es interminable junto con tu apatía de afrontar la vida como una hipócrita que se dice feliz; ¡vamos!, eres tan volátil como un tanque de nitroglicerina. Tus poses me dan hueva, tu me das hueva, tu actitud presuntuosa me da hueva, tus ojos, tu boca, tu cuerpo escuálido y mal tatuado me da náuseas; ¿puedo recoger tu modestia desperdiciada en clientes inconformes? Te lo mereces y te lo ganaste… ¡Dios te bendiga maldita reina! El tiempo te dejará y mirarás el cañón de un arma como un cordero dispuesto a morir, tan puro y tan sucio a la vez.
Un ebrio empuña un vaso de leche,
Una chica con el rostro convertido en un almuerzo de prisión;
Una orden de eutanasia para uno, bien cocida y con una guarnición de lástima, ¿qué refresco quieres?
Olvídate de Trevor Brown, olvídate de tu Fé; créeme, nunca existió… Y ese deseo de que me atropelle un tren conviértelo en dos balas que te hagan extender esas vidas pasadas convertidas en alas. Todo se disuelve esta noche, decimos adiós y nada resuelve nada, tratando de alcanzar las manos que dejaron de estar abiertas y esperando.
Querida adicta al porno, tira tu basura y pon las manos en la estufa… Solo eres una tonta pretendiendo no estar sola.
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As long as the music is loud enough we wont hear the world falling apart...
