miércoles, 5 de septiembre de 2007

COMA



¿Quién le tiene miedo al diablo?,
¿A mí quién me dice que el diablo no soy yo?,
¿A quién le consta eso?... Mí sonrisa no siempre es amable, a veces es irónica, maquiavélica o cínica si prefieren usar otra palabra que les atisbe los sentidos como si hubieran tomado medio caballito de mezcalina y dos líneas de coca… Júrenlo.

No hay rencor más predispuesto ante una sonrisa hipócrita que el mismo suicidio, y como diría Cioran: “Vivo únicamente porque puedo morir cuando yo quiera: Sin la idea del suicidio, hace tiempo que me hubiera matado”… Cioran, ¡que tipo!. Creo que cuando era niño sufrió alguna clase de abuso, aunque a veces los hijos de puta nacemos siendo hijos de puta, no necesitamos nada que nos lleve a ese final para ir buscando el inicio de todo.

Llora y cicatriza tus ojos con sangre, deja que las costras se pudran junto con tu visión torcida y corrupta, amétrica y obtusa como tus caderas y tus líneas; esa enfermedad tan fresca que delineas en los días soleados como hoy, como ayer, como nunca… Estoy perplejo, la gente es tan emocionalmente irresponsable como un niño jugando a ser Dios cuando toma el arma de su padre, la apunta a la sien de su hermano y tira el gatillo… ¡bang!; una patada a los huevos de sus padres.

Un ataúd tamaño king-size es tu tumba para dos, te pertenece y va tras de ti tentándote con picotazos de veneno que son una bala con vida.

No trates de alcanzar la orilla nadando,
Es demasiado tarde para regresar…

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As long as the music is loud enough we wont hear the world falling apart...