sábado, 11 de noviembre de 2006

SOPORES




- Tiene un color azul, azul casi morado...-
- ¿Qué le habrá pasado? -
- Yo creo que se ahogó…-
- Pero, ¿con qué? -
- ¿Ya viste que tiene el pescuezo hinchado como un sapo?-
- ¿Y ya vieron ese tubo que le sale de entre las piernas?
- Pícala con un palo Julián, ¡no seas marica! -

Como si los juegos de niños fueran rondas de muerte, la vida cobra su precio desde una latitud ambigua, casi sexual y perversa. Ya no hay esperanza, solo caos y dolor, ese dolor que es la droga de cualquier pelele que se ve amedrentado por el hecho de estar vivo bajo tres metros de mierda apestosa que le amargan la existencia y la boca; nunca antes la comida supo tan asquerosa.

- Si, le dije que quería llegar virgen hasta el matrimonio -
- ¿Entonces? -
- ¡Fácil!, ¿te acuerdas de esa película que vimos en tu casa? -
- ¿Cuál? ¿La de Johnny Depp? -
- ¡No pendéja!, la película porno que llevo Dinora cuando hicimos la pijamada en tu casa después del cole… El día que lleve el tequila -
- ¡Ah! ¡Si!... ¿qué con eso? -
- ¿Te acuerdas que en la película un tipo le metía la reata a una morra por la cola?
- ¡No mames Sofia! ¡Que asco! -
- Pues no tiene nada de asqueroso y si quieres saber algo más asqueroso, dejé que Diego hiciera conmigo lo que vimos en la peli… -
- ¡¿Y te dolió?! -
- Al principio si pero después como que te acostumbras y no es tan malo…-
-…-
- Quita esa cara, al fin y al cabo voy a llegar virgen al altar...-

¿Se dan cuenta de las cotas de mugre en las que vivimos? El veneno corre por las calles como si se tratara de un bacanal griego donde la polución es el invitado de honor y la vida es la bala en la pistola que esta a punto de volarnos la tapa de los sesos. No por nada tengo amigos imaginarios, ¿verdad Gerapo?

- Quinientos billetes si dejas que no use condón…-
- Mmmm… es mucho dinero…
- ¡Tu sabes!, tu niño necesita esas medicinas ¿Que no? -
- Pero… ¿Esta seguro que esta sano? -
- ¡Jaja! Vamos nena, soy un hombre de familia y de bien, eso no le pasa a gente como yo; solo a los de tu clase - Mira, te doy seiscientos y tu calladita ¿Estamos? -

Empujando a un amante a amar a otro amante…

¿A qué nos sabe la vida cuando esta ha perdido todo el sabor?, ¿A qué sabe la sangre, el sexo, la violencia y el desentendimiento? Dímelo… Mejor, no me digas nada y pégate un tiro en la sien.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Resulta veraz, la posibilidad que la literatura nos brinda para convertirnos a nosotros mismos, en otros, o bien, en quienes verdaderamente somos. Son, la narrativa y la poesía a la par, un viaje épico hacia adentro, que obliga si no a abrir la herida, si al menos a reconocernos la faz en la cicatriz de la batalla, por lo general perdida.

Hoy, que tengo la oportudidad de leer los textos de este buen amigo, fuera de absurdos elogios, me contento con decir, que el camino de la palabra, es, para quien lo habita, árduo y trabajoso mas no somero.

David, tiene la virtud de la crudeza. De la frase golpeada y directa que sin rodeos, tiende a desmembrar al lector sin misericordia y sin embargo, la sutileza de dejarle un breve respiro esperanzado.

Gracias por compartirnos este pedazo tuyo mi Davidsito. Hay que seguirle trabajando, para no caer en lugares comunes y pulimentar y pulimentar, de modo que cada palabra sea colocada en su lugar exacto (cuando lo digo es parte de un auto consejo que yo misma me doy)...

Un beso y gracias de nuevo!